La FAO publica un informe donde analiza cómo se está progresando en el logro de los ODS que son de su competencia
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha publicado recientemente el informe Seguimiento de los progresos relativos a los indicadores de los ODS relacionados con la alimentación y la agricultura 2022 que analiza cómo vamos hacia el logro de los objetivos de la Agenda 2030 en relación a la alimentación.
En dicho informe se analizan las tendencias de los indicadores de ocho Objetivos de Desarrollo Sostenible (1, 2, 5, 6, 10, 12, 14 y 15) y se indica las esferas en las que hubo progresos y aquellas en las que es preciso realizar nuevos esfuerzos.
El informe señala que después de la crisis de la enfermedad por COVID-19, se hace evidente que, tras años de progresos, se ha detenido o incluso invertido el desarrollo en varios ámbitos. Antes de la pandemia el mundo estaba lejos de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) , pero el COVID-19 agravó la situación.
Hemos retrocedido a los niveles de hambre del 2005
El hambre en el mundo en 2021 se sitúa entre 702 y 828 millones de personas (con una estimación puntual de 768 millones). Estas estimaciones revelan que, desde 2015, el aumento del número de personas subalimentadas en el mundo ha mermado los progresos realizados durante el decenio anterior. Hemos retrocedido a los niveles de hambre del año 2005.
Pese a que los precios de los alimentos se mantuvieron relativamente estables desde 2016 hasta 2019, la proporción de países afectados por la subida de los precios de los alimentos aumentó considerablemente, pasando del 16% en 2019 al 47% en 2020.
Mejorar la recogida de información es esencial
Es necesario, señala el documento, mejorar la capacidad de los datos para poder progresar en todos los ámbitos. Si bien se han realizado progresos considerables en la creación de sistemas de datos y estadísticas más sólidos que permitan el seguimiento de los ODS, siguen existiendo importantes deficiencias. Es difícil cuantificar eficazmente el ritmo de los progresos en las diferentes regiones y grupos socioeconómicos cuando no se dispone de datos con niveles de desglose exhaustivos.
También es crucial aumentar las inversiones para mejorar la recopilación de datos y reforzar su capacidad para generar respuestas más rápidas a las crisis.
En la edición de este año también se analiza una selección de indicadores a los que la FAO contribuye o que tienen consecuencias clave para la alimentación y la agricultura. Estos indicadores adicionales proporcionan una valiosa información sobre las pérdidas agrícolas causadas por catástrofes, la distribución de los derechos de tenencia de la tierra y los efectos de las políticas y normativas comerciales internacionales en el comercio agrícola, especialmente en los países en desarrollo y en los países menos adelantados.
Además se incluye un capítulo especial sobre la medición de la agricultura productiva y sostenible, se analizan por primera vez los avances en la consecución de la meta 2.4 de los ODS y se ofrece una visión general de los conflictos, la enfermedad por COVID-19 y la inseguridad alimentaria.