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Los hogares con menos ingresos tienen más probabilidades de consumir alimentos no saludables
22 abril 2021
Cuchara y tenedor de azúcar

Converdesign/Pixabay

Un artículo de la OCDE analiza los aspectos socioeconómicos que determinan el consumo de ciertos alimentos

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha publicado una serie de artículos sobre alimentación, agricultura y pesca. Uno de ellos habla sobre los Aspectos socioeconómicos y demográficos de la seguridad alimentaria y la nutrición en el que se analiza los factores que influyen en el consumo de alimentos no saludables.

En este artículo, escrito por Olivia Placzek, se muestra que los grupos socioecoómicamente desfavorecidos tienden a consumir alimentos menos nutritivos, y por ello tienen más probabilidades de padecer obesidad.

Los factores que contribuyen a consumir alimentos menos nutritivos son: bajos niveles de ingresos, nivel educativo bajo, hogares monoparentales con poco tiempo, y la accesibilidad a restaurantes de comida rápida.

En general el texto determina que factores socioeconómicos y demográficos tienen un papel muy importante en la elección de dietas no saludables. Los hogares con mayores ingresos y niveles de educación más altos suelen consumir menos alimentos no saludables. Con alimentos no saludables el artículo se refiere a alimentos muy procesados, con alto contenido en sal, grasas y azúcares.

Según el documento son varios los mecanismos que explican esta correlación. Los ingresos altos pemiten comprar alimentos de mayor calidad y más saludables. Los niveles de educación superior hacen que sea más probable tener un mejor conocimiento de las dietas y la nutrición.

También la accesabilidad a lugares de alimentación no saludable afecta al consumo. Las zonas rurales y remotas parecen tener entornos menos favorables.

Los factores socioeconómicos y demográficos influyen en la alimentación, por ello las políticas deben tener en cuentas estos factores.

Los enfoques deben modificarse para prestar una especial atención a los hogares con menos nivel socioeducativo. O implementar medidas que permitan a las personas elegir alimentos más saludables sin esfuerzo. Por ejemplo restringir la publicidad de ciertos productos.

Se deben llevar a cabo enfoques que sean equitativos. Los impuestos en ciertos alimentos pueden afgectar de manera desproporcionada a hogares con menos ingresos, aunque por otro lado el artículo señala que podrían beneficarse de las mejora de los resultados en la salud.

Los programas de ayuda alimentaria para abordar la inseguridad alimentara podrían estimular dietas más saludables, por ejemplo, mediante el uso de cupones para comprar frutas y hortalizas.

Se necesitan más investigaciones y datos sobre la inseguridad alimentaria y grupos socioeconómicos

Pero para diseñar buenas políticas es necesario tener más datos. Y por ello se necesitan tener más datos sobre dietas saludables y sobre la cantidad de hogares con inseguridad alimentaria.

Es necesario llevar a cabo más investigaciones para determinar qué instrumentos son más eficaces para los distintos grupos socioeconómicos. Es necesario que haya un seguimiento y evaluación continuapara medir el éxito de las políticas. Según el artículo hacerlo es urgente, debido a las tendencias que hay en salud pública y sobre todo porque ningún instrumento ha logrado revertir las tendencias. Se necesita tener evidencias sobre los mecanismos que funcionan.

La OCDE ha desarrollado una plataforma sobre sistemas alimentarios sostenibles de la que ya hablamos hace unas semanas.

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