La FAO estima que la brecha de suministro mundial resultante de la guerra podría hacer subir los precios internacionales de alimentos entre un 8 y un 22 %
El peso de Rusia y Ucrania en el comercio internacional de algunos productos agrícolas básicos lleva a la FAO a prever un negativo impacto de la guerra en el sistema alimentario. Al respecto ha publicado una nota informativa titulada «La importancia de Ucrania y la Federación de Rusia para los mercados agrícolas mundiales y los riesgos asociados con el conflicto actual», en la que analiza riesgos comerciales, de precios, logísticos, de producción, humanitarios, entre otros.
Riesgo comercial y de precios
La Federación Rusa y Ucrania se encuentran entre los productores más importantes de productos básicos agrícolas del mundo. Ambos países figuraron en 2021 entre los tres principales exportadores mundiales de trigo, maíz, colza, semillas de girasol y aceite de girasol. Además, Rusia el principal exportador mundial de fertilizantes nitrogenados y el segundo proveedor de fertilizantes potásicos y fosforosos.
El conflico va a afectar a las exportaciones de granos y aceites vegetales de Ucrania en los meses próximos. Incluso es incierto si el país podrá cosechar sus cultivos durante un conflicto prolongado. Por su parte, las exportaciones rusas se van a ver afectadas por las sanciones económicas impuestas por la comunidad internacional.
Algunos países -especialmente países menos avanzados y países de bajos ingresos con déficit alimentario- tienen una gran dependencia de los suministros de alimentos de Ucrania y Rusia para satisfacer sus necesidades de consumo. Algunos ya venían sufriendo los efectos negativos de los altos precios internacionales de alimentos y fertilizantes antes del conflicto.
La brecha de suministro mundial resultante del conflicto podría hacer subir los precios internacionales de alimentos y piensos entre un 8 y un 22 % por encima de unos niveles que eran ya elevados.
Riesgos logísticos y de producción
La guerra está provocando en Ucrania daños importantes en infraestructuras de transporte terrestre y puede afectar a puertos y a infraestructuras de almacenamiento y procesamiento de alimentos. También se puede traducir en un encarecimiento de las primas de seguro para los buques que operen en la región del Mar Negro, aumentando los costos finales de los alimentos.
Además, el conflicto puede impedir que los agricultores se ocupen de sus campos, de cosechar y comercializar sus cultivos. La FAO estima que, como resultado del conflicto, entre el 20 % y el 30 % de las superficies cultivadas con cereales de invierno, maíz y semillas de girasol en Ucrania no se plantarán o permanecerán sin cosechar durante la temporada 2022/23.
Otros riesgos
El conflicto socavará aún más el poder adquisitivo de la población local, con el consiguiente aumento de la inseguridad alimentaria y la malnutrición y de las necesidades humanitarias en Ucrania. Además, la FAO estima que el alza de precios de los alimentos provocará un incremento de entre 8 y 13 millones del número de personas hambrientas a nivel global.
La agricultura absorbe grandes cantidades de energía directamente, a través del uso de combustibles, gas y electricidad, e indirectamente, mediante el uso de agroquímicos (fertilizantes y pesticidas) que tienen dependencia del petróleo. El papel clave de Rusia en el mercado mundial de la energía tendrá, entre otras cuestiones, impacto en los costes de producción de la agricultura.
Recomendaciones para hacer frente a estos impactos
Ante todo lo señalado, la FAO recomienda:
- Hacer todo lo posible para mantener abierto el comercio internacional de alimentos y fertilizantes para satisfacer la demanda nacional y mundial.
- Los países que dependen de las importaciones de alimentos de Ucrania y la Federación de Rusia deben diversificar las fuentes de sus suministros de alimentos apoyándose en otros países exportadores, en las reservas de alimentos existentes o mejorando la diversidad de sus bases de producción nacional.
- Seguimiento oportuno de los grupos vulnerables e intervenciones de protección social bien dirigidas.
- Facilitar el acceso de la población refugiado a los sistemas de protección social existentes en los países de acogida y a las oportunidades laborales eliminando las barreras legales de acceso.
- Sopesar cuidadosamente las medidas a implementar frente al conflicto, previendo su efecto potencialmente perjudicial en los mercados internacionales, incluso a largo plazo.
- Fortalecer la transparencia del mercado y el diálogo sobre políticas, ya que desempeñan un papel clave cuando los mercados de productos básicos agrícolas están bajo incertidumbre.
Accede a la nota informativa (inglés).