Se ha presentado el informe anual del ‘El Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo’ que muestra datos alarmantes
El 13 de julio se presento el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo. Este informe lo elaboran por cuarta vez varias organizaciones: la Organización Mundial de Alimentación y Agricultura (FAO), Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIAD), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y los datos son contundentes el hambre ha aumentado en los últimos años
Este año 2020 el tema del informe se desarrolla bajo la premisa de “Transformación de los sistemas alimentarios para que promuevan dietas asequibles y saludables”.
Para este informe se ha actualizado la información de muchos países lo que ha permitido estimar la situación de la seguridad alimentaria de forma más rigurosa. En particular se ha revisado la serie completa de estimaciones de la subalimentación correspondientes a China desde el año 2000. Esto ha supuesto una variación a la baja de la serie relativa al número de personas subalimentadas en el mundo. A pesar de este cambio las cifras muestran que las personas afectadas por el hambre han ido aumentado desde el año 2014.
El hambre ha aumentado en los últimos años
690 millones de personas eran víctimas del hambre en el 2019, 10 millones de personas más que el año anterior. Las regiones más afectadas son Asia con 381 millones de personas afectadas por el hambre y África con 250 millones.
El número total de personas afectadas por la inseguridad alimentaria moderada o grave se estima en unos 2.000 millones de personas en el mundo que no disponían de acceso regular a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes en 2019. Según el informe estamos lejos de alcanzar el ODS2 y otras metas internacionales relacionadas con la nutrición.
El aumento de la inseguridad alimentaria se atribuye al mayor número de conflictos que se han producido en los últimos años, agravados por desastres relacionados con el clima. En circunstancias pacíficas la desaceleración económica ha afectado a las personas más vulnerables que no pueden acceder con normalidad a los alimentos.
La malnutrición en todas sus formas sigue siendo un desafío, y aunque ha habido progresos en relación con el retraso del crecimiento infantil, la insuficiencia ponderal y la lactancia materna exclusiva, el ritmo es demasiado lento. En relación con el sobrepeso infantil no se han logrado mejoras y la obesidad en adultos está aumentando en todas las regiones.
Si se mantienen las tendencias actuales la distribución del hambre cambiará en el 2030 haciendo que África sea la región con más personas subalimentadas. Esta región necesitará que se le preste una especial atención.
Actualmente millones de personas encuentran dificultades para acceder alimentos, y muchas encuentran dificultades para conseguir alimentos saludables. Los países de ingresos bajos dependen más de los alimentos básicos y menos de las frutas, hortalizas y los alimentos de origen animal que los países de ingresos altos.
Más de 3.000 millones de personas en el mundo no pueden acceder a dietas saludables. Las dietas saludables son hasta cinco veces más costosas que las dietas que solo satisfacen las necesidades energéticas mediante alimentos ricos en almidón. Según el informe el 57% o más de la población no se pueden permitir una dieta saludable en África subsahariana y Asia meridional.
Es fundamental promover dietas saludables
Las dietas poco saludables tienen un coste para la salud y el clima. Según el informe los costes sanitarios relacionados con la dieta superen los 1,3 billones de dólares al año para 2030 y se estima que los costes sociales relacionados con la dieta (las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a los hábitos alimenticios de hoy) superarán los 1,7 billones de USD al año para 2030.
Transformar los sistemas alimentarios para que proporcionen dietas saludables supondría una reducción del coste sanitario del 97% y una reducción del coste social del 41-74%.
Promover dietas saludables requiere transformaciones en los sistemas alimentarios, con soluciones adaptadas a los diferentes contextos y con diferentes compensaciones y sinergias para los países. Se deberán cambiar las políticas e incentivos agrícolas para implementar medidas de inversión y políticas que tengan en cuenta la nutrición en toda la cadena de suministro. Además se deben reducir las pérdidas de alimentos y potenciar la eficiencia en toda la cadena.
Si continúan las tendencias recientes, el número de personas afectadas por el hambre superaría los 840 millones para 2030.
Además debemos tener en cuenta las consecuencias del COVID-19 que una vez más impactará sobre la seguridad alimentaria de las poblaciones más vulnerables. Las consecuencias de la pandemia pueden añadir entre 83 y 132 millones de personas al número total de personas subalimentadas en el mundo.
Los datos son contundentes. Los sistemas alimentarios deben transformarse para proporcionar dietas saludables y asequibles.