Un artículo publicado en la revista Science muestra el valor que tuvo la pequeña agricultura y la acción colectiva durante la crisis del COVID-19 el pasado año
La revista Science publica el artículo «Respuestas emergentes a la crisis del COVID-19 desde la agricultura familiar y el movimiento agroecológico en América Latina: un redescubrimiento de la alimentación, los agricultores y la acción colectiva».
Este artículo muestra que en América Latina, el sector informal asociado a la agricultura familiar y los movimientos agroecológicos han sido fundamentales para adaptarse a los desafíos del COVID-19.
Para analizar esta realidad se llevó a cabo la consulta a informantes clave, una encuesta on-line y la caracterización detallada de estudios de casos regionales.
Se descubrió que el 65% de las iniciativas fueron «locales» en términos de alcance geográfico y el 30% de ellas comenzaron dentro del primer mes después de la pandemia. La mayoría de ellas fueron urbanas o urbano-rurales. Solo el 29% de ellas fueron exclusivamente rurales.
El análisis de la información reveló que durante los tres primeros meses cuatro tipos de iniciativas que se implementaron o adaptaron en respuesta al COVID-19:
1. Ventas directas de alimentos de los/as productores/as al consumidor/a, generalmente existentes antes de la crisis del COVID-19 pero adaptadas.
2. Cadenas de valor cortas que vinculan a organizaciones e individuos rurales y urbanos apoyados por gobiernos nacionales o locales. Fueron readaptados a través de nuevos protocolos de salud y seguridad.
3. Programas de apoyo y capacitación recientemente desarrollados sobre producción sostenible de alimentos para el autoconsumo o el comercio local, en entornos rurales, urbanos o periurbanos.
4. Iniciativas de asistencia y ayuda alimentaria enfocadas a poblaciones vulnerables, apoyándose en redes solidarias asociadas al movimiento agroecológico.
La agricultura familiar o los mercados alternativos fueron fundamentales
El análisis reveló características clave de los sistemas alimentarios locales que fueron esenciales para superar esta y otras crisis potenciales:
- La preexistencia de organizaciones e instituciones sociales (por ejemplo, movimiento agroecológico, sindicatos de agricultores, organizaciones de consumidores, etc.). Y su capacidad para hacer frente y reorientarse ante la crisis.
- El funcionamiento de canales de mercado alternativos que fueron fundamentales en su respuesta temprana a las restricciones a la movilidad y los nuevos protocolos de seguridad impuestos por la pandemia (mercados frescos locales, entrega de alimentos, etc.)
- El papel que pueden desempeñar las redes sociales y las herramientas en línea para conectar a las personas (productores/as y consumidores/as, redes, cadenas de valor cortas, etc.) y los beneficios de la alfabetización generalizada en la tecnología de la información.
- El apoyo brindado por los gobiernos locales a las iniciativas en los campos de la agricultura familiar y la agroecología, previamente vistas como marginales o incluso opuestas a sus puntos de vista y políticas.
- La conciencia y la participación cada vez mayor de los/as consumidores/as urbanos en los sistemas alimentarios locales, reconociendo su papel y su contribución a su salud y bienestar.
Lo que sucedió durante elCOVID-19 nos ha mostrado el papel esencial de los sistemas alimentarios
En conclusión estos resultados nos enseñan cómo definir estrategias que mejoren la preparación y resiliencia de las sociedades ante amenazas futuras. La respuesta a COVID-19 fueron la existencia de sistemas agrícolas altamente dinámicos, biodiversos y adaptables asociados con la agricultura familiar en América Latina.
La pandemia ha mostrado el papel que juegan los sistemas alimentarios y las cadenas de valor locales y la necesidad de fortalecerlos a través de políticas públicas. Se trata de una forma de construir resiliencia alimentaria en tiempos de crisis.
La flexibilidad de las áreas rurales y sus sistemas de producción, en gran parte independientes de los mercados internacionales, fue también un elemento clave de adaptabilidad frente al COVID-19.
El artículo recuerda sin embargo que la la amenaza de esta pandemia no ha terminado y que no debemos dejar que el mercado especule. Hay suficiente comida para todas las personas en todo el mundo. Aprovechemos esta oportunidad y la lección aprendida durante para transformar las reglas del juego en nuestro sistema alimentario global y local.