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Cuidando el suelo cuidamos la vida
2 diciembre 2021
Suelo

Daeron/Pixabay

El suelo es un recurso fundamental para la supervivencia del planeta

El suelo es la capa superior de la corteza terrestre, transformada por los procesos físicos, químicos y biológicos, que está compuesta por partículas minerales, materia orgánica, agua, aire y organismos vivos. Es uno de los ecosistemas más complejos de la naturaleza y uno de los hábitats más diversos de la tierra. Alberga una infinidad de organismos diferentes que interactúan entre sí y contribuyen a los ciclos globales que hacen posible la vida. 

Además, el suelo tiene funciones muy importantes para nuestra vida:

  • Producción de biomasa, incluida la agricultura y la silvicultura
  • Almacenamiento, filtrado y transformación de nutrientes, sustancias y agua
  • Reserva de biodiversidad
  • Entorno físico y cultural para los seres humanos
  • Fuente de materias primas
  • Secuestro y almacenamiento de carbono
  • Archivo de patrimonio geológico y arqueológico.

Desde el 2014 cada 5 de diciembre se celebra el Día Mundial del Suelo.

Casi una cuarta parte de la tierra presentan degradación moderada o severa

Solo el 29% de la superficie del planeta es tierra firme. Casi una cuarta parte de la tierra firme del planeta presenta degradación moderada o severa del suelo. En el caso de la tierra cultivada, que es solo el 10% de la tierra firme, más de la mitad está en situación de degradación.

El suelo es un recurso no renovable: su pérdida y degradación no son reversibles en el curso de una vida humana. Pueden ser necesarios hasta mil años para que se forme un centímetro de suelo por procesos naturales.

La superficie natural de suelos productivos es limitada. Se encuentra sometida a una creciente presión debido a la intensificación y el uso competitivo que caracteriza el aprovechamiento de los suelos con fines agrícolas, forestales, pastorales y de urbanización para satisfacer la demanda de producción de alimentos, energía y extracción de materias primas de la creciente población.

Podemos encontrar diferentes tipos de degradación de los suelos, entre los que podemos destacar:

  • El sellado de suelos significa la cobertura permanente de un área de tierra y su suelo con material artificial impermeable como asfalto u hormigón. Esto afecta a unos 250 a 300 km2 al día.
  • La erosión del suelo se define como la remoción acelerada de la capa superficial del suelo a través del agua, el viento o la labranza. Las tasas estimadas de erosión del suelo de tierras cultivables o de pastoreo intensivo son entre 100 y 1.000 veces más altas que las tasas de erosión natural en el entorno.
  • La acidificación del suelo se produce cuando, por causas naturales o por la acción humana, el pH del suelo disminuye por debajo de 5,5, aumentando la fitotoxicidad para cultivos y pastos, disminuyendo la disponibilidad de nutrientes y la actividad microbiológica. La recuperación de suelos ácidos puede requerir muchas décadas. La acidez de la capa superior del suelo afecta alrededor del 30 por ciento del área total de tierra libre de hielo del mundo, y la acidez del subsuelo afecta hasta en un 75 por ciento.
  • La contaminación del suelo se produce cuando las actividades humanas de diverso tipo (industriales, mineras, agrícolas, etc.) introducen sustancias contaminantes en el suelo.
  • La salinización de los suelos implica un exceso de sales hidrosolubles que aumentan la presión osmótica, disminuyen la disponibilidad de agua,  lo que deteriora la estructura del suelo, provoca baja permeabilidad al aire y al agua e inhibe el crecimiento de las plantas. Afecta a unos 1.000 millones de hectáreas.
  • La compactación del suelo es un problema importante de efectos duraderos o incluso permanentes, que reduce la macroporosidad e impide la penetración de las raíces y los intercambios de agua y gases. Esto reduce el rendimiento de los pastos y los cultivos hasta en un 60 por ciento. El uso intensivo de maquinaria agrícola contribuye a la compactación del suelo, según el patrón de carga y tensión aplicada y el número de pasadas. La cantidad total de suelo compactado en todo el mundo se ha estimado aproximadamente en el 4 % de la superficie total cultivada.

Conservar los suelos implica lograr diferentes ODS

Los suelos son fundamentales para la vida en la Tierra, pero las presiones humanas sobre los recursos del suelo están alcanzando límites críticos. La gestión cuidadosa del suelo es un elemento esencial de la agricultura sostenible que proporciona una palanca valiosa para la regulación del clima y una vía para salvaguardar los servicios de los ecosistemas y la biodiversidad. Los suelos fértiles necesitan ser preservados mediante medidas de gestión sostenible, manteniendo cantidades suficientes de materia orgánica. Una estrategia es reducir al mínimo la pérdida futura de productividad de los suelos agrícolas debido a la degradación y restaurar la productividad a los suelos degradados.

La gestión sostenible del suelo permitiría producir hasta un 58 % más de alimentos.

La conservación de suelos sanos implica importantes contribuciones para el logro de diferentes ODS:

  • Los suelos sanos suministran los nutrientes esenciales, agua, oxígeno y el soporte para las raíces que nuestras plantas productoras de alimentos necesitan para crecer y prosperar. Contribuyen al ODS 2.
  • Los suelos funcionales desempeñan un papel clave en el abastecimiento de agua limpia y en la resiliencia ante las inundaciones y sequías. Contribuye al ODS 6.
  • Cuando se gestionan de manera sostenible, los suelos pueden jugar un papel importante en la mitigación del cambio climático a través del almacenamiento de carbono y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Contribuyen al ODS 13.
  • Los suelos sanos mantienen una comunidad variada de organismos que ayudan a controlar las enfermedades de las plantas, insectos y malezas, forman asociaciones simbióticas beneficiosas con las raíces. Contribuyen al ODS 15.

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